lunes, 14 de diciembre de 2009

Crímenes en Plaza Almagro



Durante un periodo más o menos largo, la plaza sufrió por la llegada de hordas de bárbaros que asolaban su delicado equilibrio: universitarios privados que se instalaban, en masa, a tomar chela para luego lanzar los envases en todas direcciones. El montón de vidrio en las mañanas era grande. Luego de esas hordas, llegaron nuevos integrantes: neonazis y sus enemigos naturales: punkis antifascistas. La cosa iba por pésimo camino. En una oportunidad se encontraron neonazis y antifascistas afuera del Totus con las consecuencias previsibles. Uno de los antifascistas resultó asesinado. La polémica que se armó fue a nivel nacional. Según entiendo (no tengo tele), Chilevisión exhibió un reportaje mostrando el vandalismo de plaza almagro. Por supuesto, este vandalismo dejaba de lado los primeros causantes de la debacle: las propias universidades privadas. La Central lo primero que hizo fue apoderarse de un pedazo de parque para dejarlo para sus propios fines. Así da gusto: universidades, garantes del conocimiento y los valores “éticos” disminuyendo a su antojo las escasas áreas verdes de la ciudad. Pero eso no extraña en las universidades privadas, cuyo objetivo primero es hacer dinero.

Una de las cosas que se dijo después de la muerte del punki era que había que “cerrar el parque”. Muchos “humanistas” izquierdosos alegaron contra esta solución porque consideraban que coartaba algún derecho inalienable del pueblo. Yo francamente no sé que tienen en la cabeza los que profesan esta clase de opiniones. Antes de la llegada de las hordas, Plaza Almagro era un lugar verde, lleno de vida, con niños jugando en la mañana, deportistas trotando y bastantes pichangas los domingos y sábados en la tarde. Luego de las hordas (punkies, ebrios, neonazis, skinhead, universitarios privados, etc) la erosión se fue comiendo buena parte de lo que antes fuera un lugar verde, los pastos comenzaron a ser destruidos y los jardineros, incapaces de luchar, abandonaron extensos sectores que murieron por falta de cuidado. A mi me daba pena y rabia ver zorzales buscando sus lombrices entre restos del carrete anterior y niños, escasos, en columpios que ahora estaban llenos de vómitos. Cerrar la plaza era una excelente alternativa para luchar contra la erosión. Si estos aprendices de humanos no son capaces de comportarse frente a la naturaleza, pues entonces, hay que restringirles el acceso, ¿o alguien está de acuerdo en ir a carretear al lado de una reserva de huemules o cisnes, para luego divertirse quebrando envases de chela? No creo.

Pues bien, la solución alternativa era llenar de una importante dotación de guardias el sector. Y eso si que ha sido una mala jugada a los derechos de las personas, ya se sabe de la prepotencia en que incurren los guardias privados. El parque ha recuperado la tranquilidad a base de represión y por lo menos 20 guardias de seguridad ciudadana, en motos, con garita al medio, con mala actitud hacia casi todos porque todos se han vuelto sospechosos. El otro día yo sacaba unas fotos, se me acercó uno de esos guardias y me dijo: “mejor que guarde la cámara”. “¿No se puede sacar fotos?”, le pregunté. “No es eso”, me dijo. “Lo que pasa es que alguien se la podría robar”, y luego se rió de manera siniestra. Yo me quedé con la idea que él me la podría robar. La erosión se ha mantenido: las motos de seguridad ciudadana han agregado una presión extra al delicado equilibrio ecológico de la plaza.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...