miércoles, 17 de diciembre de 2008

El cine abandonado


Durante cinco años viví con una mujer en un cité de 10 julio, entre San Diego y Arturo Prat. Además de las mil historias que podría contar sobre esa experiencia, hay una que me parece especialmente cautivante. Se relaciona con un vecino que teníamos, al que llamábamos “el New Age”. El tipo era un melómano y una de las cosas que ponía era justamente new age. Una variante muy extraña. Pasó bastante tiempo hasta conocerlo. Creo que al cuarto de los cinco años que viví con esa mujer. No sé como fue exactamente, pero la primera vez que entramos a su casa estábamos un poco asustados. Al rato le hicimos las preguntas que nos “quitaron el sueño” durante esos cuatro años. Y su historia era como lo imaginábamos: rara. De partida, el tipo no arrendaba, sino que le pagaban por vivir ahí. Una plata que le llegaba del banco Edwards. Le pasaban como 200 lucas. Además, vendía shampú que fabricaba otro vecino. Lo vendía a las peluquerías del barrio. Otra de sus entradas era el pirateo de discos y películas. Pero como eran exclusividades para unos pocos conocedores, las vendía carísimo. Además recibía una plata por su madre muerta. También tenía una casa en Cumming que arrendaba. Aprovechó la crisis argentina y se compró una casa en pleno Buenos Aires, que la mantenía en arriendo. En resumen, el sujeto recibía dinero por todos lados y casi no trabajaba.

¿Por qué el banco Edwards le pasaba 200 lucas al mes? Porque su cargo, aunque no lo pareciera, era guardia. La casa que habitaba era la casa del cuidador de un cine abandonado que se encontraba, justamente al lado (y por ende al lado de nuestra casa). No habíamos detectado nada en ese tiempo. Para entrar al cine abandonado, había que abrir una puerta secreta en el pasillo de su casa. Esa puerta conducía a una escalera que bajaba más y más hasta llegar a un subterráneo muy grande, muy oscuro, muy húmedo y con el piso muy inclinado. Era el antiguo cine Montecarlo, que estaba sin butacas. Había montones de aparatos y objetos que se utilizaron antiguamente, proyectores viejos, transformadores y un montón de otros cachivaches que New guardaba a los mecánicos de 10 de Julio. Otro ingreso más para New. Ahí nos contó que ese cine se había cerrado como el 78 y que después lo compró el Banco de A. Edwards, porque había un proyecto de que el metro pasaría por San Diego. Delirante. Si eso ocurría, el dueño de ese subterráneo habría hecho un tremendo negocio. Pero nada se sabe de un metro para San Diego. Concluyendo, si uno entra a la casa de New Age y se mete por la puerta secreta y para luego cruzar ese cine abandonado, se puede salir a una galería que termina en Arturo Prat y que antiguamente habían sido los servicios anexos al cine. Ahora alojaba (y aloja) imprentas, una peluquería atendida por unos travestis iguales a Ravani y una shopería donde la especialidad de la casa son los “italianos” con shop.

Hace años que me cambié de ese lugar. Hace años que no veo a new age. Pero quedó un cortometraje que hice en esos suburbios. Se llama “El bar”. Pueden verlo en http://www.orno.cl/video/v_bar.htm . No incluye imágenes del subterráneo, sino de los otros edificios anexos.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Oda Elemental a la calle San Diego, por Neruda

Pablito también escribió sobre la calle San Diego. De hecho, le compuso una oda. Acá va para que le echen un vistazo. A mí me sorprende que esta calle haya causado inspiración a un famoso.


Por la calle / San diego / El aire de santiago / Viaja al sur majestuoso / No viaja en tren el aire.

Va paso a paso/ Mirando Primero las ventanas, / Luego los ríos, /Más tarde los volcanes.

Pero,/ Largamente, / En la esquina / De la calle alameda / Mira un café pequeño / Que parece / Un autobús / Cargado de viajeros. / Luego viene / Un negocio / De sellos, timbres, / placas. / Aquí se puede / Comprar en letras blancas / Y fondo azul bruñido / El título / temible “dentista”. / Me deslumbra esta tienda. / Y las que siguen tienen / Ese arrebato / De lo que quiso ser / Tan solo transitorio / Y se quedó formado / Para siempre. / Más lejos / Venden / Lo imaginario, lo inimaginable, / Útiles espantosos / Incógnitos / bragueros, / Endurecidas / Flores de ortopedia, / Piernas / Que piden cuerpos, / Gomas enlazadoras / Como brazos / De bestias submarinas.

Paso mirando puerta./Atravieso / Cortinas, / Compro pequeñas / Cosas / Inservibles.

Soy el cronista errante / De la calle san diego.

En el numero 134, / La librería araya / El antiguo librero/ Es una piedra, /Parece el presidente / De una republica / Desmantelada, / De una bodega verde, / De una nación / lluviosa / Los libros / Se acumulan. / Terribles / Paginas que amedrentan / Al cazador de leones. / Hay geografías / De cuatrocientos tomos: / En los primeros / Hay luna llena, jazmines de archipiélagos: / Los últimos volúmenes son soledades: / Reinos de nieve, susurrantes renos.

En el siguiente número / De la calle / Venden pobres juguetes, / Y desde puertas / próximas / La carne asada / Inunda / Las narices / De la crepuscular ciudadanía. / En el hotel que sigue / Las parejas / Entran con cuentagotas: / Es tarde / Y el negocio / Se apresura: / El amor busca plumas / Clandestinas. / Más allá venden catres / De bronce deslumbrante, / Camas descomunales / Construidas / Tal vez / En astilleros. / Son como / Eternos barcos amarillos: / Deben salir de viaje, / Llenarse / Con nacimientos y agonías. / Toda la calle espera / La ola del amor y su marea. / En la ventana / Que sigue hay un violín / Roto, / Pero encrespado en su dulzura / Del sol abandonado. / Habita esa ventana / Incomprendido / Por lo zapatos que se acumularon / Sobre él y las botellas / Vacías / Que adornan su reposo.

Ven / Por la transmigratoria / Calle / San Diego /De Santiago de Chile, / En este año: / Olor a gas, a sombra, / Olor a lluvia seca. / Al paso / De los obreros que se desgranaron / De los agonizantes autobuses / Suenan / Todos los tangos en todas las radios / En el mismo minuto.

Busca conmigo / Una copa gigante, / Con banderas, / Honor y monumentos / Del vino y de la patria cristalina.

Mitin relámpago.

Gritan / Cuatrocientos obreros / Y estudiantes:

Salarios

El cobre para Chile! / Pan y paz!

Que escandalo!

Se cierran / Los negocios, / Se oye / Un disparo, / Surgen de todas partes, / Las banderas.

La calle / Corre ahora / Hacia arriba, / Hacia mañana: / Una ola / Venida / Del fondo / De mi pueblo / En este río / Popular / Recibió sus afluentes / De toda la extensión del / Territorio.

De noche, /La calle / San diego / Sigue por la ciudad, la luz la llena. / Luego, / El silencio, / Desliza en ella su navío.

Algunos pasos más: / Una campana / Que despierta. / Es el día que llega / Ruidoso, / En autobús desvencijado, / Cobrando su tarifa matutina / Por ver el cielo azul / Solo un minuto, apenas un minuto. / Antes de que las tiendas, / Los sonidos, / Nos traguen y trituren / En el largo intestino / De la calle.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...