sábado, 26 de enero de 2013

El imparcial


En el artículo sobre la revista Punto Final, cité una crónica de Joaquín Edwards Bello en que señala la existencia de un diario vespertino en la primera lonja de San Diego. Nada sabía de ese lugar. Pero con mucha suerte, y revisando otra crónica de otro libro del mismo Edwards Bello descubrí una frase misteriosa que decía algo así como “se cayó una muralla del vespertino El Imparcial”. Ya tenía el nombre del diario. Me di a la ardua tarea de averiguar más cosas.
Descubrí que efectivamente se ubicaba en San Diego. Fue fundado en 1926 por Augusto Ovalle Castillo. En él trabajó Carlos Drogett y colaboraba Alone. Otros personajes que colaboraron allí: Franklin Quevedo Rojas (reportero área económica), Gustavo Labarca Garat, Hugo Silva (Autor de “Pacha Pulai”) y Carlos Zañartu.  Durante el último periodo de Arturo Alessandri fue alesandrista. Era, según he podido recabar, la lectura diaria de Alessandri. También funcionó como imprenta, supongo que como todos los diarios que poseían sus propias imprentas. Se imprimieron muchos libros, leyes del congreso, pero también he detectado la impresión de hojas sueltas, con poemas católicos, seguramente con el objetivo de ser repartido en iglesias.
Mis averiguaciones me llevaron a que existió otro Imparcial, fundado por Miguel Angel Gargari, en 1903. En este último colaboraron (entre otros) Carlos Pezoa veliz, Manuel Magallanes Moure y un tal Nathanael Yañez Silva (Yanic), pintor amigo de Juan Emar. Según señala el libro “Prensa y Periodismo en Chile” de Raul Silva Castro, este primer imparcial se terminó de emitir en 1907. Era un diario vespertino con marcada vocación literaria. Cosas de esos años. No he dado con la ubicación de este primer “imparcial”. Según el libro citado, el segundo imparcial se consideraba continuador del primero
El Imparcial al que se refería Edwards Bello estaba ubicado (al menos sus talleres), en San Diego 67. Se autopromocionaba como “El mejor diario de la tarde por su servicio informativo, tanto del país como del extranjero. No explota la crónica roja. Léalo y se convencerá”. De todas formas, según he podido averiguar, el ideario del nazismo chileno era divulgado originalmente por El Imparcial, publicándose crónicas los martes y sábados por la tarde, lo que es contradictorio con el dato de que fuera un periódico alessandrista, puesto que fue Alessandri quien dio la orden en la matanza del seguro obrero. El último número salió a circulación el año 1953.Cuando el diario ya no existía, pero funcionaba como imprenta, otro Alessandri (Jorge Alessandri, el año 62) ordenó el allanamiento de las oficinas de El Imparcial, donde, en esa época, se imprimía el diario El Debate, contrario al “gobierno de los gerentes”. Después de eso, en algún momento, las instalaciones fueron demolidas. Esa parte de la historia no la he indagado. Pero de la imagen se puede apreciar que el número 67 de San Diego es, actualmente, un terreno que permanece vacío. Ha estado así por lo menos desde mi época de escolar (año 90). Hasta hace poco, en la mitad de la reja sobresalía una torre de vigilancia donde siempre podían verse los ojos de un milico armado. Ahora es un inocente estacionamiento. Para militares, obviamente.
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