lunes, 25 de junio de 2012

El Edificio Reval

            Para mí siempre ese edificio ha sido un misterio. Y aunque no soy muy amigo de ir a meterme a lugares con el solo objeto de estudiarlos (prefiero contar cosas reales que me han ocurrido en cada lugar), resulta que la otra vez me fui a meter al edificio, de puro “sapo”. Era la primera vez que entraba. Empecé mis averiguaciones.
            Lo primero: se trata de un edificio de forma cilíndrica (posee 12 pisos) y dividido aparentemente en dos mitades. Es cilíndrico, por lo tanto, la forma de subir, además del ascensor, es mediante una escalera helicoidal o “de caracol”, extremadamente estrecha. A pesar de la excelente ubicación, gran parte de sus oficinas permanecen desocupadas. Las oficinas ocupadas poseen negocios cuyo giro limita con la chantería: doctores que curan mediante técnicas orientales, vendedores de herbalife, misteriosos expertos en belleza y contadores doblemente misteriosos. Los escasos ingresos por arriendo hacen que la terraza del edificio siempre luzca enormes publicidades. Existe otra mitad que es donde funciona la caja de compensación Los Andes, cuyo intererior no lo he recorrido pero debe ser semejante.
            La revisión de la historia me aporta algunos datos: su arquitecto fue un tal Jorge Aguirre, arquitecto UC ganador del premio nacional de la especialidad. Fue construida el año 63 por la constructora Larraín Prieto. No he logrado averiguar porqué le pusieron Reval, pero si averigüé qué es Reval. Se trata de la forma como los germánicos denominaban al territorio de Estonia y en particular a su capital Tallin. Junto con ello, con Reval se designaba a una torre construida en esa misma ciudad, la que tuvo el honor de ser el edificio más alto del mundo en el siglo XVI. Teorizo que esa es la conexión. Como fuere, en los 60 y 70 fue el símbolo del modernismo en Chile, tanto así que por ahí descubrí un artículo soviético sobre Santiago, el que tenía como portada el famoso edificio.
            Por ultimo: quien tiene muchos datos sobre el edificio es Miguel Laborde, célebre cronista urbano del El Mercurio. Lamentablemente su artículo no se puede leer libremente. Es solo para suscriptores.

martes, 19 de junio de 2012

Incendios


Cada tanto en el barrio San Diego ocurren incendios. Debiera decir, más bien, que San Diego es pródigo en incendios. Tanto así que antiguamente poseía dos compañías de bomberos: la décima y la quinta. Según lo señala el libro “Firme la quinta”, que cuenta la historia de esa compañía, su primer asiento fue el recinto que actualmente ocupa la librería universitaria, en las esquina de Nueva San Diego (actual Arturo Prat) con Alameda. Según el libro aludido, era un recinto bastante incómodo y húmedo. De tal forma que se decidió su traslado. Actualmente se halla en Nataniel, casi llegando a Alonso Ovalle. Respecto de la compañía “La décima”, Joaquín Edwards Bello en su crónica “Calle San Diego”, señala que la compañía se encontraba en Plaza Almagro y que su sirena, que sonaba con regularidad, era casi un signo del barrio. Actualmente la décima se encuentra en Av. Matta.
            Como decía, en el barrio ocurren incendios con excesiva regularidad. Recuerdo uno que se llevó una mueblería junto al Barros Borgoño, amenazando con quemar el liceo. Otro incendio célebre fue el de La Polar. Y como conté en otra nota anterior, un cuento de Joaquín Díaz Garcés es referido a un incendio intencional en una tienda en la primera cuadra de San Diego. También está el incendio (probablemente intencional) que se llevó Los Braseros de Lucifer. Hace unos meses, un incendio consumió completamente un cité frente al Consultorio I. Todos los fines de semana escucho la sirena de los bomberos.
La fotografía que adjunto es la vista, desde 10 de Julio, de un incendio en San Francisco con Coquimbo hace algunos años. La fotografía también muestra la funeraria Azocar, cuyo negocio debe ser próspero, supongo.

lunes, 11 de junio de 2012

Homenaje en el Caupolicán


El mundo está lleno de situaciones absurdas que ocurren sin que se pueda impedir su desarrollo. Un ejemplo de situación absurda: el homenaje a Pinochet. Como vivo en el barrio San Diego pude apreciar con detalle todos los detalles del acto. Lo primero que debo decir es que mi barrio estaba totalmente intervenido. No soy un experto en medición de multitudes, pero puedo decir que el número de carabineros era enorme. Un operativo fastuoso, como acostumbraba el general. Todos los posibles accesos se hallaban cerrados: San Diego, coquimbo, copiapo, Matta, Zenteno, Nataniel, San Isabel, Serrano, Arturo Prat, Aconcagua, etc etc. En todas las calles que nombro existía importante contingente quienes, a modo de barricada, impedían completamente el paso. Un cuadrante enorme. Lo primero que me pregunto es, ¿cuánto dinero salió la gracia?. No tengo el número, pero nuevamente puedo suponer que no es un número pequeño. Por otro lado, estaban los contrarios al acto. Gente de todas la edades, que enfrentó al frío, al guanaco al zorrillo y a los piquetes con lo que encontró a su paso. Los destrozos fueron muchos, ¿Cuánto dinero es eso?
            Resumiendo: el famoso acto costó bien caro al erario público. Un dinero que financiamos todos los chilenos. Pinochet (que además de dictador y violador de los DDHH) era ladrón, nos sigue robando desde el más allá. ¿Todo porqué? Por el capricho y la obcecación de unos escasos partidarios.
            Esta breve nota no agota el tema ni siquiera es la perspectiva que debiese primar. Pero sin duda, es una de las perspectivas. La foto que adjunto muestra el contingente en Matta con San Diego. Amplíe la foto para verla en toda su magnitud.
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