miércoles, 13 de febrero de 2013

La Pata y el Cabro Eulalio


Existió, hasta mediados de los 50 probablemente, un famoso hampón Chileno cuyo territorio eran los alrededores de la Plaza Almagro. Su nombre era Eulalio Serradilla y fue más conocido como El Cabro Eulalio. Su fama le valió un verso de Roberto Parra, específicamente El Chute Alberto, a quien mataron por longi y por aniñao, pero a pesar de eso “le ha rezao un rosario el cabro Eulalio”. Los escasos antecedentes que he logrado recoger son interesantes. Uno de ellos, es que su lugar de farra favorito era un antro conocido como “la pata” y que según el periodista Raúl Morales Álvarez quedaba ubicado en “Eyzaguirre, sobre su acera Sur-Oriente, dando la vuelta por San Diego hacia Arturo Prat”. Ese local era bar, restaurant y también prostíbulo. Su giro comercial se me hace semejante a los “Saloon” de las películas del oeste. Se decía que el vino que servían “era un veneno que soltaba los demonios”. Según un articulista, La Pata era cafetería y su dueño era Gabriel Osorio Retamal. Adjunto link. http://elfunye.blogspot.com/2009/01/el-funye.html
            Fui a darme unas vueltas por Eyzaguirre y lo que encontré en la acera sur entre San Diego y Arturo Prat, fue: el antiguo cine San Diego, un edificio de departamentos, imprentas y, al final, una casona de arquitectura curiosa que tienta de inmediato para considerarla el antiguo asiento del restaurant La Pata. Adjunto la foto con ese convencimiento. En ese lugar el cabro Eulalio cometió uno de sus crímenes más famosos, en defensa propia, luego de ayudar a un mendigo ciego. Al día siguiente se entregó. El juez que lo liberó fue Federico Peña Cereceda, quien después sería ministro de Jorge Alessandri.
            Otro dato del cabro Eulalio es que antes de ser delincuente, fue carabinero, como Rivano. Y como Rivano también se dedicó a la literatura, en un intento de fijar en papel sus andanzas. Su primer libro (entiendo que escribió cinco) estaba basado íntegramente en sucesos biográficos. El nombre de ese libro era “Este Verano de Mierda” (publicado en Abril de 1940), pero la censura le obligó a cambiar el nombre. El nuevo título fue “Carrascal, Boca abajo”. Algunos creerán que se refería a la avenida de Quinta Normal, pero no es así: el antiguo nombre de la calle Eleuterio Ramírez era Carrascal. Y Eleuterio Ramírez era muy pródigo en prostíbulos, al igual que Eyzaguirre. Por lo tanto, el Cabro Eulalio es un personaje intrínsecamente Sandieguino. He tratado de rastrear el libro, pero ha sido imposible. Alguna biblioteca debe tenerlo. O quizá los ejemplares están degradados, olvidados y destruidos. Para mí se ha transformado en un documento invaluable que me ayudaría mucho a retratar una época que, me parece, ya no volverá.

martes, 5 de febrero de 2013

San Diego con Santa Isabel




Cuando uno observa lo que hay en la esquina de Santa Isabel con San Diego, parece que no hubiera nada notable. En una de las esquinas hay un tremendo edificio construido por la empresa Echeverría Izquierdo. En la otra esquina hay una sucursal de la Universidad Central. En las otras dos esquinas hay Parque Almagro y Plaza Pezoa Veliz. En esta ultima esquina habría que aclarar que “había” plaza, porque ahora la están remodelando. Eso será otra crónica. De la esquina ocupada por el edificio, que a primera vista aparece como la menos interesante, tengo algunos datos. 

Hasta la década del 50 estuvo ocupado por un local que era célebre en una época. Se llamaba “El cola de mono”, o simplemente “Colemono”, como era conocido por todos. Una de las teorías respecto del origen del licor homónimo dice que allí fue inventado, por el marido de la dueña del local. Quien tiene una historia detallada de ese lugar es Urbatorium: http://urbatorium.blogspot.com/2012/05/la-casa-del-cola-de-mono-en-san-diego.html. Este local aparece en el artículo de Joaquín Edwards bello, que cada tanto cito y que se ha transformado en un manantial de datos para mi. La cita dice: “el incendio en la plaza almagro destruyó un hotelito para tórtolos por ratos, el Colemono y otros negocios románticos”, extracto que ya incluí en mi artículo sobre el hotel Maury: http://eje-san-diego.blogspot.com/2012/11/hotel-maury.html. Los datos que cita Edwards Bello son:
  1. Hubo un incendio en Plaza Almagro
  2. Destruyó un motel pequeño, el Colemono y “otros negocios románticos”.
  3. Edwards Bello incluye el Colemono entre dos lugares asociados al "amor", como si correspondiera incluir el Colemono en un listado de negocios románticos. ¿Era el Colemono un negocio que incluía ese giro? No lo sé, pero no me extrañaría.
En alguna fecha que no conozco, se produjo una serie de demoliciones en el sector. Quizá todo comenzó con el incendio citado por Edwards Bello. Cuando pasé por ahí la primera vez, cerca del año 89, esa esquina era un sitio eriazo donde se ponían los circos. A mediados de los 90 vi por televisión una nota que me dejó los pelos de punta. Era sobre maltrato animal. Los cirqueros tenían amarrado a un mono muy anciano. Lo golpeaban de manera brutal para que hiciera “gracias”. El pobre aplaudía con desgano. “Hay que pegarle pa que entienda. Si no, no te hace caso”. Me llama mucho la atención que un local con nombre de mono, haya terminado con el maltrato de un mono anciano. Paradojas del destino. 
Después ese lugar se transformó en estacionamiento. Quizá alguna ordenanza municipal impidió que los circos se instalaran allí. Se mantuvo como estacionamiento bastante tiempo. Hasta el 2005 diría yo. Ahí empezó la construcción del edificio. De hecho, ese fue de los primeros que se instalaron. Según recuerdo, es el que dio inicio a la fiebre constructiva que se ha apoderado del sector.
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