Sin duda estamos
en unos tiempos en que la lectura de la prensa no necesariamente nos lleva a la
realidad. Mucho del contenido de la prensa se halla completamente manipulado. Y
sobre todo, los medios escritos se han concentrado en solo dos manos. Por eso,
siempre es agradable comentar sobre idealistas que sobreviven a pesar de la
concentración. Uno de ellos, es la revista Punto Final. Y para suerte de
nuestro barrio la revista se halla ubicada en la calle San Diego. En el número
31, es decir en la primera cuadra.
Muchos creen que la calle San Diego
es de vocación izquierdista, lo que no necesariamente es cierto. Alberto Mayol
lo cree así. En el capítulo 2 de su “Derrumbe del modelo” dice “hablar del
modelo económico sonaba a comentario de trasnochado izquierdista, a copas de
vino barato y a bar de San Diego”. No sé si eso es un halago para la calle. Por
otro lado, nunca he escuchado conversaciones izquierdistas en los bares de San
Diego, salvo las que se producen en mi propia mesa. Pero debe haber muchas. Al
menos dentro de la calle existe este faro izquierdista que es la revista Punto
Final. Quizá debido a ella Mayol dice lo que dice. Si alguno quiere visitar sus
instalaciones (yo no lo he hecho), no tiene más que buscar el departamento que
se indica en la foto.
La historia del
nombre de la revista es curiosa. Cuando surgió, allá por el año 65, el objetivo
era hacer una revista en que los temas fueron agotados completamente por cada
autor, es decir, “hasta su punto final”. Vendría a ser un símil de lo que
actualmente es CiperChile. La revista fue cerrada el 73. Pero ha persistido en
su permanencia. Sobrevive en San Diego. Joaquín Edwards Bello, en una crónica
de año incierto, nos informa que “un diario vespertino preside la primera lonja
dela calle castiza con sus bobinas de papel, sus tiras de metal, sus prensas y
linotipias”. ¿De qué diario hablaba? ¿se estaría refiriendo a la Punto Final?
No lo sé de momento.
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