lunes, 19 de marzo de 2012

Joaquín Díaz Garcés



Los escritores nacionales parece que han sido muy vapuleados. Y el peor de los pagos es el olvido. Por eso, reconocer o recordar a un autor es siempre un acto de justicia. De esa forma cito a J. Díaz Garcés, quien firmó también como Ángel Pinos. Amigo de Ernesto Montenegro y de Joaquín Edwards Bello. La primera referencia a su existencia la tuve ayer. Fue en el prólogo del libro “Mi tío ventura”, edición de Andrés Bello. Y la segunda referencia también la tuve ayer: fue en el radioteatro de la Agricultura. Dramatizaban uno de sus cuentos, ambientado en San Diego. El cuento se llamaba “Incendiario”. La temática era algo que ocurre con alguna regularidad en mi barrio: los incendios. Son casi una atracción turística, a esta altura. El incendio intencional del cuento ocurre en una tienda (real o ficticio) de la primera cuadra de la calle, cuyo nombre era “la bola de oro”. El cuento completo, junto con otras obras escogidas de J. Díaz Garcés, la pueden hallar en el siguiente link: http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0036083.pdf.


Debo indicar que, actualmente, la primera cuadra de la calle San Diego no posee locales como los señalados en el cuento. Una prueba de la infinita capacidad de metamorfosis que posee la calle. Por suerte, la primera cuadra contiene básicamente libros. La foto adjunta lo demuestra.

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