En San Diego hay bastantes lugares donde tomarse una cerveza. Todos ellos están asociados a una cierta cultura deportiva gurlitzera. Los bares de San Diego, en alguna época, se diferenciaron entre los que daban el fútbol y los que no. Ahora no hay diferencias; todos dan el fútbol. Cuando uno entra, por ejemplo, al “Otto Mass” o al “Reto al destino”, uno sabe que se puede tomar una cristal o una escudo. No vaya con pretensiones proto-cuiconas de conseguir una cerveza de esas que se vanaglorian de existir desde los tiempos en que existían los onas, “en el lugar más austral del mundo”. No. Lo único que logrará será cristal o escudo. En el “Roma”, sin embargo, a usted le pueden sorprender con Becker o una Stella Artois, pero el Roma todavía tiene un cierto contagio con el Teatro Cariola, de ahí su gran “mundo” en cervezas.
Por supuesto que en todos los locales a usted le agasajan con los partidos del Fútbol nacional e internacional incluso. Si usted está en su casa y de pronto sintoniza un partido en la radio (Palestino – Audax, por ejemplo), lo primero que se dice es “voy a ir a verlo”. Si uno se consigue un yunta en la correría, pueden ser un par de litros de Chela en cualquiera de esos barsuchos para luego rematar con las cancioncillas del gurlitzer. La variedad es amplia. Puede ir desde los clásicos de la cebolla (como Lucho barrios o Leo Dan) o Ritmos Sound, hasta cosas más complejas como AC/DC. Estos últimos tienen mucha aceptación. Sobre todo su clásico “Rompebolas”, en vivo, ese en que sale una mina gringa y tetona, con una cartel que dice “Angus, rompe mis bolas”.
Dentro de los locales de interés puedo detenerme en el “Reto al Destino”. El actual dueño es un viejo que siempre está cambiando de garzonas. Ha tenido algunas notables. Recuerdo que un día salí con una de ellas. Resultó ser una estudiante de trabajo social con interés por los intelectuales de izquierda. Una cosa en extremo inesperada considerando lo que es el “Reto al destino”: un local chico, maloliente, frecuentado por mecánicos de 10 de Julio. Es más: allí ocurrió un crimen o, mejor dicho, allí “se dio inicio a los acontecimientos”, como diría Carlos Pinto. Porque una discusión subió de tono, la discusión continuó afuera y luego, en la esquina de San Diego con 10 de Julio, alguien sacó un bate de béisbol (de esos chicos que usan los taxistas) y le mandaron “su batazo” al disconforme. Murió en el acto. El local fue clausurado. En esa época se llamaba “Los reta’s” y su dueño era un ex-milico, bajo de estatura, que siempre estaba con el uniforme puesto. El local se mantuvo cerrado bastante tiempo.
Otro local de interés era “Los braseros de Lucifer” de larga tradición. Y digo “era”, porque un misterioso incendio lo devoró hace un tiempo y yo imagino que una inmobiliaria debe haber estado detrás del “siniestro”. Es muy posible que en su lugar se levanten 20 o más pisos de edificio. Por lo menos, es un secreto a voces que “Los canallas”, que está al lado de lo que queda de los “braseros”, lo van a cerrar. Así que si pueden, vayan. Pero, para calmarles la euforia de ir a despedir a “los canallas” les contaré mi caso. Yo traté de entrar hace poco, pero me salió alguien que parecía el mismísimo dueño para decirme: “aquí no se entra sin reserva, si usted quiere venir mande 10 lucas con el junior. Otra cosa: aquí no es para tomar, es para comer, así que si no come no venga”. Y nos cerró la puerta en las narices. En fin, parece que el hombre era un canalla auténtico.
1 comentario:
y las tejas....tambien es un local weno, diverso y bastante barato, al lado del cariola, un abrazo estimado sr. chamorro, que estes bien, salu2 desde el norte de chile.
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