miércoles, 30 de mayo de 2012

Primero fue la calle y después la ciudad

Recientemente he descubierto que la calle San Diego es más antigua que la propia ciudad de Santiago. En efecto, cuando pedro de Valdivia fundó la ciudad dio cuenta de la existencia de un camino antiguo, incaico, que conectaba el valle de Santiago con las tierras más allá del río Maipo. Ese camino recibía el nombre del “El camino de los promaucaes” y estaba construido a la usanza del imperio quechua. Uno de los puntos importantes en su recorrido era el Pucará de Chena (que según investigadores actuales correspondería a un centro ceremonial).
¿Porqué se le denominó así? ¿quiénes eran los promaucaes?. Realicé nuevas indagaciones. Resultado: es el nombre con el que se designó al conjunto de tribus no mapuches que se enfrentaron a los incas y los vencieron, estableciendo la frontera natural del río Maule. A pesar de ello, en términos efectivos, el imperio inca solo llegaba hasta el Maipo. El “camino de los promaucaes” permitía internarse en ese territorio salvaje. Promaucae significa “salvaje y rebelde”·en lengua quechua. Posteriormente ese nombre fue cambiado por los españoles, pero sin alterar en demasía su sentido original. Hasta mediado del siglo XVIII se le conoció como “El Camino de la Frontera”. Es en el sXVIII cuando adquiere el nombre actual, Calle de San Diego. Esto debido a la iglesia que se construyó en la actual esquina de San Diego con Alameda. Es decir, donde actualmente se encuentra la Universidad de Chile.
            El trazado original del camino de los promaucaes correspondía totalmente al actual. Pedro de Valdivia no lo modificó. Por lo tanto, empezaba en San Diego con Alameda, llegaba a Franlin, seguía por la actual Gran Avenida hasta seguir más allá de San Bernardo hasta la rivera del Maipo a lo menos. Era, por lo tanto, una calle para salir de la ciudad. Así fue hasta mediados de los 80’s, época en que algún alcalde pinochetista le cambia el sentido y la convierte en una calle “para entrar a la ciudad”. Es cuando, según muchos urbanistas, empieza la decadencia de San Diego.
            En suma, San Diego es más antigua que la ciudad. ¿Cuánto más? Probablemente unos 50 o 70 años más antigua, que es la fecha de la probable llegada del imperio inca a este sector de Chile.
          La foto muestra como es el inicio actual del camino de los promaucaes, mirado desde la otra orilla de lo que en ese tiempo era un rio.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Urge reciclaje electrónico

En San Diego, entre Coquimbo y Matta está el ya famoso sector de los computadores. Un sector bullante, lleno de vida, movimiento y sobre todo de clientes. Ese sector no siempre se dedicó a los computadores porque los computadores son un negocio relativamente reciente. Antiguamente esas cuadras estaban dedicadas a la electrónica. Casa Keim, casa Musa y Transformadores Mora sobreviven de esa época.
            El agitado movimiento ha traído una consecuencia lógica e inmediata que aun no es aquilatada en toda su magnitud por las políticas públicas: los desechos electrónicos. En las veredas, apoyados casi siempre en árboles, es posible ver el más amplio surtido de restos: pantallas, carcazas, cajas, tarjetas madre, memorias, discos duro, etc. En el patio interior de la Galería Sur, por ejemplo, es común ver acopios de esos desechos. Ignoro si existe una política de reciclaje o de botadero especializado por parte de los locatarios. Me parece dudoso y ojalá me equivoque, pero mi pesimismo es extremo es esas materias. ¿Quién trata en Chile chatarra semejante?. La foto que adjunto muestra uno de esos acopios. La foto está sacada desde la entrada trasera de la Galería Sur, por Zenteno con Aconcagua. Notar que hay multa por botar basuras.

martes, 8 de mayo de 2012

Ecologismos mula

Hay algunos pelotudos que juran que son ecológicos. Se van a vivir a sectores donde puedan estar “en contacto con la naturaleza”. En general a la precordillera. Se supone que eso es “ecológico”. Craso error. Los proyectos inmobiliarios en la precordillera han sido pésimos para el ecosistema. La existencia de un grupo de sujetos en los faldeos de los cerros de Peñalolen, La Reina o Lo Barnechea, requiere agua y toda una infraestructura. Equivale a esparcir la ciudad y el hormigón más y más allá, invadiendo lo salvaje para acomodarlo al gusto del hombre. ¿Entonces? Hay algo que afecta mucho menos al ecosistema: utilizar una casa “reciclada” (usada) del centro de Santiago. El impacto es menor porque el gasto y la intervención se hicieron hace 500 años, cuando la ciudad fue fundada. Además, no se requiere automóvil. Con la bicicleta basta y sobra para ir a todas partes. Por lo tanto, los ecologistas del faldeo son unos invasores inconscientes y quizá inconsecuentes. Los habitantes de la ciudad son los auténticos ecologistas. ¿El problema? Puede ser más contaminante para el habitante. Por lo tanto, los que escapan a la precordillera buscan mantenerse limpios ellos. Pecan, ni más ni menos, que de egoísmo.
            Pues bien, la habitación reciclada por antonomasia es el cité. Aquí les dejo la foto del que habito yo.
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