Cuando
uno observa lo que hay en la esquina de Santa Isabel con San Diego, parece que
no hubiera nada notable. En una de las esquinas hay un tremendo edificio
construido por la empresa Echeverría Izquierdo. En la otra esquina hay una
sucursal de la Universidad Central. En las otras dos esquinas hay Parque
Almagro y Plaza Pezoa Veliz. En esta ultima esquina habría que aclarar que “había”
plaza, porque ahora la están remodelando. Eso será otra crónica. De la esquina
ocupada por el edificio, que a primera vista aparece como la menos interesante,
tengo algunos datos.
Hasta
la década del 50 estuvo ocupado por un local que era célebre en una época. Se
llamaba “El cola de mono”, o simplemente “Colemono”, como era conocido por
todos. Una de las teorías respecto del origen del licor homónimo dice que allí
fue inventado, por el marido de la dueña del local. Quien tiene una historia
detallada de ese lugar es Urbatorium: http://urbatorium.blogspot.com/2012/05/la-casa-del-cola-de-mono-en-san-diego.html. Este local aparece en el artículo de
Joaquín Edwards bello, que cada tanto cito y que se ha transformado en un
manantial de datos para mi. La cita dice: “el incendio en la plaza almagro
destruyó un hotelito para tórtolos por ratos, el Colemono y otros negocios
románticos”, extracto que ya incluí en mi artículo sobre el hotel Maury: http://eje-san-diego.blogspot.com/2012/11/hotel-maury.html. Los
datos que cita Edwards Bello son:
- Hubo un incendio en Plaza Almagro
- Destruyó un motel pequeño, el Colemono y “otros negocios románticos”.
- Edwards Bello incluye el Colemono entre dos lugares asociados al "amor", como si correspondiera incluir el Colemono en un listado de negocios románticos. ¿Era el Colemono un negocio que incluía ese giro? No lo sé, pero no me extrañaría.
En
alguna fecha que no conozco, se produjo una serie de demoliciones en el sector.
Quizá todo comenzó con el incendio citado por Edwards Bello. Cuando pasé por
ahí la primera vez, cerca del año 89, esa esquina era un sitio eriazo donde se ponían
los circos. A mediados de los 90 vi por televisión una nota que me dejó los
pelos de punta. Era sobre maltrato animal. Los cirqueros tenían amarrado a un
mono muy anciano. Lo golpeaban de manera brutal para que hiciera “gracias”. El
pobre aplaudía con desgano. “Hay que pegarle pa que entienda. Si no, no te hace
caso”. Me llama mucho la atención que un local con nombre de mono, haya
terminado con el maltrato de un mono anciano. Paradojas del destino.
Después
ese lugar se transformó en estacionamiento. Quizá alguna ordenanza municipal impidió
que los circos se instalaran allí. Se mantuvo como estacionamiento bastante
tiempo. Hasta el 2005 diría yo. Ahí empezó la construcción del edificio. De
hecho, ese fue de los primeros que se instalaron. Según recuerdo, es el que dio
inicio a la fiebre constructiva que se ha apoderado del sector.
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