El San Diego que yo conocí
cuando estaba en el colegio (el Barros Borgoño) era un San Diego lleno de polvo. Muchas vitrinas
tenían el mismo mal. Me recuerdo una en especial: se llamaba “casa Calvetty” y
su giro era la venta de instrumentos musicales. Sus vitrinas lucían innúmeras
antiguallas polvosas. Esos casos de desidia son clara señal de decadencia. Una
señal sociológica. Si tuviera una fotografía de esa tienda la mostraría. Muchos
seres andan por la vida polvosos y con la visión de una fotografía como esa
quizá recapacitarían. La casa Calvetty ya no existe. Quedaba junto a “La leona
de Castilla”, que existió hasta hace poco.
Otra famosa tienda polvosa es la Casa Keim, cuyo giro son
los componentes electrónicos. Venden bolsas de leds, bolsas de diodos, bolsas
de resistencias, bolsas de condensadores, etc. Antiguamente estaba en San Diego
casi al llegar a 10 de julio y actualmente se halla en la propia 10 de julio.
Los locales polvosos parece que van en retirada. Ahora los escaparates lucen mucho
mejor mantenidos. Una que mantiene el gusto por el polvo (de la que ya hablé en otra oportunidad): la
librería Muñoz Tortosa, alias Libros de Ocasión (http://www.eje-san-diego.blogspot.com/2008/11/libros-de-ocasin.html). Y también la librería de la
foto, en San Diego, casi llegando a Coquimbo. Aunque sea librería, no vende
libros sino que artículos de escritorio. Una anomalía en ese sector, pletórico
de tiendas de informática.
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