A veces siento
que la calle San Diego es la calle de los fracasos inesperados. Tengo varios
ejemplos de proyectos grandiosos y enormes que se vienen abajo en algunos
meses, dejando tras de si otro cartel abandonado. Debo recordar que de
carteles abandonados ya he hablado en este blog: http://www.eje-san-diego.blogspot.com/2010/05/carteles-olvidados.html
Dentro de los fracasos inesperados
está el Restaurant “Delicias de Chiloé” (ex Manjares de Chiloé), ubicado en la
intersección de las calles San Diego y Copiapó. Al principio era un gran lugar
para ir comer. Excelente atención (una de las garzonas era colombiana) y la
comida era barata. Un salmón a la plancha con Puré (puré de papas reales y
sobre todo chilotas, no puré en caja) costaba 4 lucas. Y la preparación era
buena. Era el restaurante ideal: bueno bonito y barato. Y yo agregaría que
abundante. Tenía otra gracia: vendían productos chilotes. Salmones al vacío,
luche, ajos, papas de muchas variedades, chicha de manzana, embutidos, etc. Era
una gran idea y parecía irles bastante bien.
Hasta
que al dueño se le ocurrió vender. El nuevo dueño mantuvo toda la
infraestructura. Pero le cambió el nombre, echó a las garzonas y lo cambió por
un garzón ebrio y un poco demente que jamás traía lo que uno pedía. El cocinero
parece que tampoco era el mismo. Los precios dejaron de ser económicos. Y para
peor, el administrador era un huevón “pasao pa la punta” que siempre estaba
tratando de encaletarte un producto chilote, hablándote en un tono de
superioridad, por el hecho de ser del sur. El local se volvió insoportable. La
última vez que fui (o que intenté ir) estaban dando un partido de Chile. Yo iba
con mi hija en coche. Entré y el garzón alcohólico se me puso al frente. “¿Que
busca aquí?” , me dijo. Parece que estaba con delirium. Su hálito alcohólico
era fuerte. “Vengo a un restaurant, ¿esto es un restaurant o no?”. “Es que está
todo reservado”, me dijo. “Hubiera partido por ahí”, le grité y me fui dando un
portazo. No he vuelto a ese lugar. Quería adjuntar una foto de la época en que
el restaurante era bueno, pero finalmente opté por mostrarlo como es ahora.
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