A veces es posible ver cielos magníficos en lugares tan inesperados como “la ciudad”, en su mismo centro, que es como en el centro de su locura. Allí, semi tapado por edificios es posible contemplar trozos enormes de cielo. Hay que estar atento. Hay que mirar hacia arriba a veces. Como esta foto que adjunto, tomada en las esquinas de Tarapacá con Zenteno, afuera del café con piernas “Venus”, y muy cerca del Normandíe.
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